De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), creado en el 2004 para medir la pobreza, en el 2000 había 24.1 millones de personas en condición de pobreza alimentaria; en el 2002, 20.0 millones; en el 2004, 17.4 millones; en el 2006, 13.8 millones, pero en el 2008 eran 18.2 millones.
Del 2006 al 2008, por primera vez en los últimos 10 años, el número de las personas en pobreza alimentaria, el equivalente a la pobreza extrema del Banco Mundial (BM), creció y pasó de 13.8 a 18.2% de la población del país. Aumentó pues, en 32 % según el Coneval. Lo ganado en ese tiempo, de manera particular entre el 2004 y el 2006, se vino a tierra.
El Banco Mundial asegura que en América Latina se produjeron 8.3 millones de nuevos pobres producto de la crisis mundial del 2009; de éstos, la mitad corresponde a México. Así, el número de mexicanos en condiciones de pobreza alimentaria podría ser, de acuerdo con esa información, de 22.3 millones.
El sexenio zedillista y el foxista
A partir de 1996, durante el gobierno del presidente Zedillo, empiezan a bajar los niveles de los distintos tipos de pobreza. En ese año había 37.4 millones de personas en condición de pobreza alimentaria, 46.9 en pobreza de capacidades y 69 millones en pobreza de patrimonio.
El gobierno del presidente Fox continuó reduciendo los niveles de pobreza que llegaron a su punto más bajo cuando se contabilizaron 13.8 millones de personas en condición de pobreza alimentaria, 20.7 en pobreza de capacidades y 42.6 millones en pobreza de patrimonio.
Al final del gobierno del presidente Zedillo, 53.7% de mexicanos se encontraba en alguno de los distintos niveles de pobreza y al término del gobierno del presidente Fox llegaba a 47%, que es el porcentaje más bajo en la historia del país. El número total de mexicanos en esta condición sumaba 48.9 millones, según el Coneval.
El aumento actual en los índices de pobreza interrumpe un periodo de 10 años (1997-2006), en los que se había registrado una disminución real y sostenida del número de pobres. Los niveles de pobreza, como parte de ese esfuerzo de carácter nacional, se habían reducido de 70% a poco más de 40 por ciento. Una disminución de 30% en sólo 10 años.
Para Rodolfo de la Torre, director de la oficina que realiza el Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas (ONU), en México los niveles de pobreza se empezaron a incrementar a finales del 2007 con el alza generalizada de los granos básicos a nivel mundial que elevó el precio de los alimentos.
Números 2010, más graves
Los datos que ahora se conocen sobre la pobreza no contemplan los efectos de la crisis del 2009. Todo indica que los números van a ser todavía más graves cuando se haga la medición del 2010, la cual realizará el Coneval con una nueva metodología que va a registrar ya no sólo el ingreso, sino también los niveles de carencias.
Las que se van a medir a partir del nuevo modelo son:
a) Rezago educativo, b) Acceso a la seguridad social, c) Calidad y servicios básicos en la vivienda, d) Acceso a la alimentación y, e) Acceso a la alimentación. Es, entonces, cuando se va a conocer con precisión el efecto de la crisis mundial del año pasado que afectó de manera severa a México cuando tuvo un crecimiento negativo de 6.5 % del PIB.
Quien dirigió el Programa Oportunidades en el sexenio pasado, Rogelio Gómez Hermosillo, considera que en el nuevo sistema de medición es mejor y más exacto porque asume un enfoque de derechos sociales que no estaba contemplado en el modelo anterior.
Él mismo plantea que los nuevos datos abren oportunidad para revisar y mejorar los programas y las políticas sociales. Ésta debe también incluir los programas económicos, especialmente las acciones encaminadas a la generación de empleo, la competitividad de las zonas marginadas y el acceso a servicios básicos (educación, salud…), con calidad y no sólo los programas de “combate a la pobreza”.
Las posibles soluciones
El Coneval, junto con otros muchos especialistas, reconoce que la estrategia más sólida para superar en forma definitiva la pobreza, pasa necesariamente por: hacer crecer la economía, crear empleos bien remunerados, impulsar una política social que garantice una buena educación, salud y vivienda. De esa dimensión es el reto para la sociedad mexicana y los distintos niveles del gobierno.
Del 2006 al 2008, por primera vez en los últimos 10 años, el número de las personas en pobreza alimentaria, el equivalente a la pobreza extrema del Banco Mundial (BM), creció y pasó de 13.8 a 18.2% de la población del país. Aumentó pues, en 32 % según el Coneval. Lo ganado en ese tiempo, de manera particular entre el 2004 y el 2006, se vino a tierra.
El Banco Mundial asegura que en América Latina se produjeron 8.3 millones de nuevos pobres producto de la crisis mundial del 2009; de éstos, la mitad corresponde a México. Así, el número de mexicanos en condiciones de pobreza alimentaria podría ser, de acuerdo con esa información, de 22.3 millones.
El sexenio zedillista y el foxista
A partir de 1996, durante el gobierno del presidente Zedillo, empiezan a bajar los niveles de los distintos tipos de pobreza. En ese año había 37.4 millones de personas en condición de pobreza alimentaria, 46.9 en pobreza de capacidades y 69 millones en pobreza de patrimonio.
El gobierno del presidente Fox continuó reduciendo los niveles de pobreza que llegaron a su punto más bajo cuando se contabilizaron 13.8 millones de personas en condición de pobreza alimentaria, 20.7 en pobreza de capacidades y 42.6 millones en pobreza de patrimonio.
Al final del gobierno del presidente Zedillo, 53.7% de mexicanos se encontraba en alguno de los distintos niveles de pobreza y al término del gobierno del presidente Fox llegaba a 47%, que es el porcentaje más bajo en la historia del país. El número total de mexicanos en esta condición sumaba 48.9 millones, según el Coneval.
El aumento actual en los índices de pobreza interrumpe un periodo de 10 años (1997-2006), en los que se había registrado una disminución real y sostenida del número de pobres. Los niveles de pobreza, como parte de ese esfuerzo de carácter nacional, se habían reducido de 70% a poco más de 40 por ciento. Una disminución de 30% en sólo 10 años.
Para Rodolfo de la Torre, director de la oficina que realiza el Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas (ONU), en México los niveles de pobreza se empezaron a incrementar a finales del 2007 con el alza generalizada de los granos básicos a nivel mundial que elevó el precio de los alimentos.
Números 2010, más graves
Los datos que ahora se conocen sobre la pobreza no contemplan los efectos de la crisis del 2009. Todo indica que los números van a ser todavía más graves cuando se haga la medición del 2010, la cual realizará el Coneval con una nueva metodología que va a registrar ya no sólo el ingreso, sino también los niveles de carencias.
Las que se van a medir a partir del nuevo modelo son:
a) Rezago educativo, b) Acceso a la seguridad social, c) Calidad y servicios básicos en la vivienda, d) Acceso a la alimentación y, e) Acceso a la alimentación. Es, entonces, cuando se va a conocer con precisión el efecto de la crisis mundial del año pasado que afectó de manera severa a México cuando tuvo un crecimiento negativo de 6.5 % del PIB.
Quien dirigió el Programa Oportunidades en el sexenio pasado, Rogelio Gómez Hermosillo, considera que en el nuevo sistema de medición es mejor y más exacto porque asume un enfoque de derechos sociales que no estaba contemplado en el modelo anterior.
Él mismo plantea que los nuevos datos abren oportunidad para revisar y mejorar los programas y las políticas sociales. Ésta debe también incluir los programas económicos, especialmente las acciones encaminadas a la generación de empleo, la competitividad de las zonas marginadas y el acceso a servicios básicos (educación, salud…), con calidad y no sólo los programas de “combate a la pobreza”.
Las posibles soluciones
El Coneval, junto con otros muchos especialistas, reconoce que la estrategia más sólida para superar en forma definitiva la pobreza, pasa necesariamente por: hacer crecer la economía, crear empleos bien remunerados, impulsar una política social que garantice una buena educación, salud y vivienda. De esa dimensión es el reto para la sociedad mexicana y los distintos niveles del gobierno.
Fuente: EL ECONOMISTA